Unidad 1
¿Cómo influyen los recursos naturales en la vida del ser humano?
Cada día dependemos de la biodiversidad (la enorme variedad de la vida existente en la Tierra) para mantenernos vivos y sanos. El aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que comemos y los medicamentos que tomamos son, todos ellos, productos de un planeta sano.
Sin embargo, nuestro mundo y la diversidad biológica que alberga están en peligro. La deforestación, la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero, el secamiento de los humedales, el cambio climático, la globalización y otros factores de la vida moderna están provocando la desaparición de especies y dañando los ecosistemas a una escala sin precedentes.
En la salud
Cuando dañamos la Tierra, dañamos nuestra propia salud. Los seres humanos somos tan susceptibles como cualquier otra especie.
1. Alimentos limitados y producción de medicamentos
A medida que aumenta la población mundial recrudece la competencia por la tierra y los recursos hídricos para producir alimentos, energía y vivienda.
Necesitamos una amplia variedad de vida animal y vegetal que posibilite la nutrición humana adecuada, de modo que las poblaciones no caigan en la malnutrición ni en la obesidad. Una biodiversidad rica genera ecosistemas que controlan naturalmente las plagas, los nutrientes que requiere el suelo para producir cultivos sanos, y los insectos necesarios para polinizar especies tales como olivos, almendros y manzanos.
Dependemos de la biodiversidad para producir medicamentos tradicionales y contribuir al desarrollo de productos farmacéuticos que mantengan sanas a nuestras comunidades. La biodiversidad de la flora proporciona beneficios para la salud y la economía, dado que las plantas han sido la principal fuente natural de medicamentos hasta el presente, desde la aspirina hasta los antineoplásicos. Cuando perdemos especies vegetales perdemos la oportunidad de descubrir posibles medicamentos en el futuro.
2. Mayor contaminación, menos agua potable
Los cambios en el medio ambiente también amenazan el abastecimiento de agua potable. Los ecosistemas ayudan a regular el flujo de agua y el volumen de sedimentos y contaminantes en nuestros recursos hídricos. Se estima que más de 768 millones de personas dependen todavía de suministros de agua deficientes cuyos niveles de contaminación suelen ser elevados. La pérdida de biodiversidad reduce la capacidad del planeta para limpiarse a sí mismo de esos contaminantes, lo que conlleva la aparición de enfermedades transmitidas por el agua o relacionadas con ella.
Debido a la urbanización constante, la contaminación del aire está perjudicando la salud de la vida humana y de los ecosistemas. La OMS estima que, en todo el mundo, 1 de cada 8 defunciones se deben a la contaminación del aire, lo que convierte a este factor en el mayor riesgo sanitario medioambiental. También está perjudicando la vida de la flora necesaria para regular la calidad del aire.
En la pobreza
La pobreza conduce a la deforestación, por el uso poco juicioso de la madera y de otros recursos necesarios para la cocina, la calefacción, la construcción de viviendas y la fabricación de objetos. La deforestación priva de recursos vitales a los más vulnerables y acelera el proceso que relaciona pobreza y degradación del medio ambiente.
La contaminación del aire, el agua y la tierra no sólo destruye los activos económicos, sino que además es una amenaza para la salud de los habitantes. La contaminación del aire causada por las técnicas de producción contaminantes que los pobres utilizan por ignorancia o por incapacidad de invertir en tecnologías respetuosas con el medio ambiente, también es responsable del recalentamiento de la tierra y de los cambios climáticos que los países pobres no tienen medios de combatir. La contaminación del agua, originada por la falta de información sobre una buena gestión de este recurso, acarrea la esterilización de las tierras. Pone en peligro la pesca, y es la causa de la aparición de ciertas enfermedades, cuyas consecuencias afectan especialmente a los pobres.
A menudo, la pobreza confina a los pobres de las zonas rurales en tierras poco productivas, lo que contribuye a acelerar la erosión de los suelos. Por falta de recursos, los barrios pobres no pueden organizar la recogida de basuras, que se acumulan y deterioran la salud de los habitantes. La mala utilización de los recursos energéticos conduce al despilfarro y al aumento del coste de la energía a niveles que la hacen inaccesible para los pobres.
El acceso universal a la educación básica y a la formación profesional, la difusión de información en las comunidades sobre métodos agrícolas apropiados, la gestión de los residuos y de los recursos naturales, la protección de los litorales, la gestión de los recursos hídricos y de las pesquerías son fundamentales para la reducción de la pobreza y la limitación de sus efectos sobre el medio ambiente. Las medidas emprendidas para detener la deforestación y los programas de reforestación pueden garantizar un mejor uso de los recursos naturales en favor de los pobres. La producción local a bajo precio de calderas y aparatos de cocina que consuman poca energía debería reducir considerablemente el gasto energético de los hogares desfavorecidos, protegiendo al mismo tiempo el medio ambiente.
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